Quien Me Ame Que Me Siga

Viernes, Mayo 21, 2010

      Película, co-escrita, entre Eleonore Pourriat, y Benoit Cohen, quien asume, también, la dirección. En dicha cinta, se explora el precio del sacrificio, y el precio de los sueños. El precio a pagar por cada elección de vida. La que te inspira a vivenciar tu mundo interior, y la que te invita a tocar la experiencia directa del colectivo.

      Max (Mathieu Demy), a la edad de 33 años, se ha convertido en jefe de un hospital, hazaña dificultosa de lograr si no se cuentan con las habilidades, tenacidad y perseverancia necesaria para llegar hasta allí. Sin embargo, el protagonista no carece de ellas, y esto nos lo señala con ese maletín que porta lleno de un montón de herramientas personales, unas más desarrolladas que otras; pero todas sostenidas en el tiempo. Max nos demuestra cómo es posible caer en un estado interior insípido, lleno de insidiosa agriura y rabia cuando uno se topa de frente con lo ilícito de la impotencia, de la incomprensión subestimada, en una tentativa compartida de interrelacionarse con lo desconectado de cada uno de nosotros; y por supuesto, con aquellos sueños no cumplidos, los cuales se reavivan en él, al mínimo contacto con su piel, con sus sentidos.

      Amigos y familiares, en el inicio de la película, así como sus padres, sonrientes, con el orgullo típico de quienes atesoran ese logro como una batuta personal, debido al aliento o presión sustituta que ejercieron para que llegara a ese punto, desafían su instinto interior. Entonces, se calma, suspira, ve lo que tiene alrededor, y piensa, que quizás, sí. Que quizás hizo lo correcto. Posteriormente, descubrirá, que a pesar de tener un empleo por el que muchos darían lo que fuera, una bella esposa Praline (Julie Depardieu), Max no es feliz. Se siente sobregirado en su rol de "salvador" -como médico, por lo que ya no le es suficiente repotenciar vidas; y esto lo podemos observar en la escena donde debe enfrentarse a un paciente retador. Este hombre, sacude sus perspectivas. Le revela, lo que significa sentirse anciano y víctima de nuevas drogas, de pruebas de campo constantes, sin respuestas. Estar del lado del enfermo, y no del lado de quien hace el diagnóstico; muchas veces, sin conocer el dolor, la fuerza de resistencia y enojo que conllevan los procesos de enfermedad para el paciente. Esto remueve las perspectivas de Max, subconciente, y sutílmente.

      Es de resaltar, también la actuación de su co-escritora, Eleonere Pourriat, como Chine, quien ejerce el papel místico de musa inspiradora, que insta a nuestro protagonista a reencontrarse con su ideal de juventud, con la remembranza de un primer amor perdido. 

     Escenas, donde Max, la esposa de Anne (Romane Bohringer), Chine, y el grupo de personajes restantes que conforman el conato musical -al que intentan reconstruir y aferrarse para iniciar esa nueva vida-, se reúnen, en un juego para romper el hielo, compenetrarse y congeniar, borrar los esquemas de mediación al penetrar en los sentimientos y emociones de cada quien, más allá de lo que el otro puede asimilar; por lo que nos hace referencia a la aventura que emprendemos cada vez que decidimos traspasar esos límites. ¿Se vale tomar el riesgo?

       El sonido musical de la película es completamente aceptable, inclusive conlleva un espíritu salvaje, pero dulce, no represor o dramático. Hay presencia de equilibrio entre sus melodías, tonos y letras.

       En realidad, la cinta toca un tema actual, constante para el ser humano, que nos atañe a todos, alguna vez, a través de la vida; pues por muy plenos que nos sintamos en lo que hacemos, muchas veces acabamos preguntándonos, ¿qué estoy haciendo aquí? o ¿cuál es mi propósito en la vida? ¿Sólo acudir diariamente a una carrera de galgos?, y al mismo tiempo, cuántos de nosotros realmente tenemos el valor de traspasar nuestra zona de confort y enfrentarnos a una nueva batalla, buscando un entorno, ¿nuevo? y en ese caso, ¿qué entraña lo nuevo?... ¿Cumplir un sueño, salir de la monotonía, romper con el aburrimiento, con un supuesto destino que no pudiste o no puedes controlar, con el sueño de haber soñado? ¿quebrar las reglas preestablecidas por tu predecesores, volver a la ingenuidad de la pre-madurez cíclica, no consciente en lo cotidiano? ¿torear al cacareado "destino",  tomarlo por los cachos, aplanarlo con el fin de liberarse?

     Quizás, sólo al final prefieras seguir soñando que has estado soñando, pues estos sueños, de igual manera, resultarán diferentes a como lo habías planificado, o imaginado. Si te liberas por completo, sabrás entonces, que esa era tu última puerta en el aquí y el ahora.