¿Amor Supremo?

 ¿Qué pretendemos hacer con los lazos que vamos creando? ¿fortuna? y luego, qué? ¿llevárnosla o quedárnosla?, ¿no podemos simplemente compartir los bienes gananciales, seas cuales estos sean, monedas de chocolate, regaliz rojo o "frutos secos"?.  Cualesquiera que sean las opciones pre-existentes en los lazos que se aglutinen, combinen, o abanderen para realizar los cobros preferentes por derecho a casa propia y dormitorios de velado, no deberían ponerse lentes oscuros, peluca y mostachín para  hacerse pasar por un desenlazado cuando has sido unos de los becarios, de los emprendedores, pues los embelesados por dicha suerte son los que podrían servir de referencia a los coterráneos para lanzarse una experiencia de satisfacción e ir alargando la cuerda de los cotizados a favor del tiempo,  dar ejemplo de valoraciones, y no hacerse eco de la golfería enmascarada para quedarse con el trabajo, el sudor y la gloria de los que han aportado planes de pensión a la genealogía completa, mientras ellos, los más astutos se hacen los "locos" buscando descanso pa´siempre a costa de los otorgadores.  Banca rota sin contención y remedio para una parte de la mitad, cuando llega le momento de lo divisiorio.

Estas premisas  acerca del esfuerzo versus la obtención de beneficios, nos lleva a inferir, empirícamente, que estamos condicionados mentalmente para recibir provecho y ganancia de las situaciones, y no para asumir las pérdidas, aunque sea el producto general o estandarizado más frecuente. Necesitamos sentirnos compensados o beneficiados porque el esfuerzo genera lucha de algún tipo y en varios niveles aunque estos contrapunteos sean con uno mismo; por lo que si no obtenemos resultado fehaciente por las buenas, o en buena lid de la otra parte de la relación estamos dispuestos a lo que se llamaría pasar factura: Cobrar hasta los más mínimos intereses por todo aquello que consideremos deuda, o préstamo.  Queremos ser amortizados y no permitiremos que se deprecien las acciones ejecutadas en los acumulados de los simuladores habitados. Y esto, es perfectmente plausible si lo hacemos desde un centro que reporte estados cómodos y sólidos para las partes.

Sin embargo, de la manera en que vamos percibiendo las realidades se podría decir que tendemos a considerar bancos a cualquiera de los sitios donde podamos colocar enseres o a seres, o sus derivados -emociones, sentimientos, energía-, por tanto, luego, es fácil ir por la extracción, pues nos sabemos desbancados.  Lo que pusimos, pues, es parte de lo que deseamos contabilizar

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